El primero de la clase 

¡Feliz día del maestro! Gritaron al unísono los 30 alumnos del grupo, cuando el profesor entró al salón de clases. Sorprendido, observó que todos los chicos estaban perfectamente uniformados y el salón en absoluto orden. Con pasos lentos avanzó hasta su escritorio, donde estaban los tres libros que hacía meses había extraviado y sobre ellos colocada una suculenta manzana. 

— ¡Adelante, profesor! Coma la manzana que con tanto cariño le trajimos, dijo uno de sus pupilos. 

Asombrado aún por aquel recibimiento, tomó la manzana y después de observarla con detenimiento la mordió. Aún no terminaba de tragarla cuando se desplomó. Lo último que sus ojos vieron, fue la sonrisa diabólica de los jóvenes y un frasco de veneno en las manos de su alumno más destacado. 


Mar Aranda
México

Manzana envenenada
Collage Pedro Toro

Deja un comentario