Poeta, escritora. Chile.
Hace un tiempo y en medio del trabajo de una antología poética por la infancia, luego del estallido social en Chile y en medio de la pandemia mundial tuve la suerte de conocer a muy bellas personas, entre ellas está Ana Partal. Son esos momentos que se podrían pensar casuales, pero me gusta verlo como un encuentro producto del trabajo literario sincero y desinteresado que de a poco rinde frutos. Esa recompensa es el sencillo y a la vez complejo hecho de compartir un poco de la vida con buenas personas. En ese acercamiento busqué material en la red sobre su trabajo y hay bastante. Un extenso historial de publicaciones, talleres, premios, participaciones académicas y editoriales. Por supuesto encontré muy bella y potente poesía que atrapa, pero quería conocer un poco más de ella y hacerle más preguntas. Luego de algunos intercambios de mensajes y visiones pensé en que otras personas también deberían conocer su trabajo y un poco de su vida. Revista Clan Kütral está al servicio del dialogo artístico entre personas y obras, así es como se pensó al partir este proyecto y honrando ese compromiso, así también nace esta entrevista e intercambio de visiones que les dejo a continuación:
Pedro: Hola, Ana primero te agradezco esta oportunidad ¿Tú eres poeta, poetisa, escritora? ¿Cómo te gustaría que te presentaran? Me acuerdo haber leído algo de eso en algunos comentarios. Me gustaría saber cómo te consideras a ti misma. Sé también que tienes ascendencia palestina y que has estado o trabajado en otros países.
Ana: Soy escritora ya que tengo bastante prosa, diría que los primeros textos fueron solo prosa poética, por lo que con el tiempo descubrí la plástica en la poesía, dedicándome a lo que ofrecía, la síntesis y la urgencia en todas las formas de posibles. Poder integrar la imagen de una manera más pura en su impacto por lo que debía producir un efecto más certero en el desafío de alcanzar el manto de la belleza como objeto único que intenta preservar lo que el ser humano tanto necesita y con tanto ahínco destruye. No por eso he desplazado a la prosa de ningún modo, sin embargo, el aliento está cercano a una expresión sin abundar en reflexiones extensas ya que, en esa exigencia de encontrar alguna conclusión, dudo de llegar a ella en el tiempo prudente. Por lo que la base de mi trabajo es poesía, entonces soy una poeta-escritora quién encontró el mundo perfecto que habita no solo en el alma de los poetas, además en todas las obras escritas sosteniendo el aliento como una verdadera hada madrina.
Sí, soy de ascendencia Palestina. Mis antepasados llegaron a Granada, España dónde nació el Palacio Partal de la Alhambra donde mis abuelos en los tiempos de la guerra civil española se vinieron a Chile. Es una larga historia que he ido conociendo por esbozos, por ellos mismos, sus costumbres, sus reglas, el lugar que ocupé en la familia cuando niña, única niña. Cuando pequeña lo más asombroso era ver que la niña tenía deberes severos y normas muy claras, el trato a una niña siempre eran órdenes, aprender, practicar labores de casa; no leer, ni pensar, y los varones podían ser completamente libres y mandaban por lo que todo eso me causaba mucha curiosidad. Pensé todo lo que quise, leí todo lo que fue posible en un orden para comprender bien de una sola vez practicando la obediencia. Todo aquello tan complejo de manera clandestina. Me pareció siempre deliciosa la música de oriente, me parecía que iba a pasar algo bellísimo. Así con los años la certeza de mi origen fue confirmado por la asociación Palestina, aunque anteriormente ya estaba vinculada con otros palestinos y los mismos acá en Chile siempre fraternos, con quienes compartimos momentos muy felices. Aunque nunca he estado muy pendiente de ello, si atenta a Palestina. He sido muy afortunada al confirmar esa ruta en el encuentro de la memoria genética, con una eterna sensación de exilio.

Pedro: Admiro las imágenes de tus poemas y creo que para ti eso es muy importante. Creo que disfrutas de ver, sentir y de compartir esas imágenes. Siento que admiras la belleza de una manera muy especial. ¿Qué es para ti la belleza? ¿En este mundo que a veces pareciera seguir patrones antiestéticos, vale la pena seguir defendiendo esa belleza?
Ana: La imagen es visible, casi tan veloz como la luz, ello significa que con esa rapidez podemos detener un hecho que jamás en todos los siglos volverá a ocurrir, nunca veremos caer dos veces la misma hoja de un árbol, ni una manzana será igual a la otra, aunque nazca en la misma rama. Por lo tanto, es la misma condición la humana, diversa, infinita e irrepetible. Así podemos mantener un equilibrio y si es desbaratado caeremos definitivamente, sin libertad en el paisaje terrorífico que finalmente intenta insistentemente en mantenerse vivo. Debemos apartarnos de la realidad que se impone a la realidad vencedora, justo en la más sencilla demostración del universo, como en cualquier buen cultivo, aunque solo resurja un segundo, ya ese poder, ese respiro, aplastará un millar de desastres y agonías inútiles, vacías por la inmensa confusión que las eterniza.
La belleza nos acerca a lo cierto de nosotros, es un elemento vital, único, nos reconcilia con nuestro origen y vivir según él es un regalo de inesperada certeza.
La belleza está estereotipada, caricaturizada tergiversada resumida y aplastada por peligrosa. La belleza no es ingenua como piensan, no solo es cristales de colores, imaginaciones y risas, la capacidad de vivir en este estruendoso mundo también lo es. Parece que nadie intenta defender la belleza, como no se defendió el agua, el aire, o como se defienden los derechos, la propia casa, la familia, el entorno; es perecer a merced de los patrones que intentan aniquilar el pasadizo del crecimiento ofertando des enmarcando, sin tener nada más que ofrecer, solo una larga y oscura vida con libertades que ya existen. La belleza es una inmensa amorosa, nuestra única verdadera salida, la que despierta a la bondad y transita libre. La belleza es uno de los tesoros más exóticos y codiciados por el ser humano en la tierra, y en su búsqueda tan burda la aleja. Pierden todos al juzgarla, al querer arrebatarla de su lugar, poseerla, eso no se puede. Uno de mis primeros cuentos se llama “Condenar La Belleza”. ¡¡Cuántos libros y odas serían posibles para hablar de tan prodigiosa joya por cuantos siglos y universos!!
Pedro: En tus poemas puedo ver la fuerte presencia de aves, fenómenos naturales como el rayo, el viento y también los elementos naturales como la tierra, el fuego y la luz. Y también leo en tus versos sobre justicia, amor, tristeza, rabia. Todos muy bien enlazados configurando imágenes nuevas, complejas y hermosas. A veces terribles, pero hermosas. ¿Cómo es tu proceso creativo y desde donde sacas toda esa inspiración?
Creo que la expresión de los fenómenos naturales con todas sus formas de vida es un latir de la existencia, manera inimaginable y completa en el intento de sostener la vida, se manifiesta con tan inmenso contenido que debemos ponerle atención; además invitarlos a la existencia de nuestra creación de nuestro lenguaje, siempre, así el infierno se mantendrá lejos quedando en libertad la magnífica posibilidad de un trinar eterno como se siente un silbido asomado en un portal del silencio a media noche.
La rabia es para manifestar y desmontar esa idea de que con el dolor se crece: Tengo la intrínseca idea de que llegaríamos muy lejos si comprendemos que la belleza, solo se puede cultivar sobre elementos que están a simple vista desde que apareció el planeta. La originalidad vital de nuestros recursos en todas sus facetas está en aquellos elementos. Sin rabia, sin tristeza y gritar es sostener el lamento como evidencia al tiempo de crear y distinguir; aunque estemos en un limbo, en un caos, el fuego, la luz, las sombras están ahí para darle curso a nuestras capacidades y así como hoy abundan los patrones antiestéticos que arrasan con los suspiros, los vuelos, el aire, en definitiva, el camino común, se convirtió en un paraíso casi completamente extinto. De ciclo en ciclo las especies o elementos que no tengan defensores caerán en un segundo al más absurdo e infinito abismo. Eso sería un fraude que ninguna flor perdonaría.
La inspiración sale de todas las preguntas siempre buscadas en libros, en inmensas y prodigiosas bibliotecas me pasaba mucho tiempo, las bibliotecas fueron mi lugar, mi cine, mi paseo. Los diccionarios una locura de magia. En los paisajes, en las formas, desde que entendí como se enlazan las palabras y se convertían en signos diciendo todo aquello que necesitaba entender y se podía guardar en silencio. Saber para poder darle curso a lo incomprensible frente a los ojos, oídos y todos nuestros sentidos tan solitarios, tan únicos. Algo parecido sucedió con la música, la primera vez, recuerdo haber sentido otro camino infinito que no se parecía al miedo. Así comencé a hablar por escrito desde muy temprana edad en secreto solo por conservar los pensamientos, los gustos, las reflexiones que necesitaban hacerme olvidar. Ahí fijadas las bellezas salvadoras, resguardando el flagelo venían diciendo que sería necesario eliminar esa figura de la existencia, o un entendimiento distinto para no abundar en destruir a punta de violencia esos odios infinitos solo en forma de castigos que nadie comprendía. Disciplinas insufribles, inútiles, inentendibles.
Allí con todos esos poderes hice un refugio viviendo en un mundo universal fascínate con el resguardo necesario.
La parte terrible de mi poesía aparece cuando cara a cara la evidente destrucción, las inmensas necesidades, la burla brutal, salir a Argentina por 6 años, país hermano, generoso, bellísimo, amplio en ese 1984. Toda esa rabia estaba alojada en su forma antes de ser confirmada como se puede configurar una claridad frente a lo que ocurre, cual cámara de bolsillo, el lápiz y el papel anotaban todo para saber comprender, saber si las respuestas tienen sentido cada día con un nuevo asombro.
Pedro: Nos conocimos trabajando en la Antología por los derechos de la infancia. Sabemos de tu trabajo social aquí en Chile y en otros lugares. Ahora y también en tiempos complejos para este país y siempre en la defensa de derechos de los vulnerados. ¿Cómo complementas tu trabajo literario y el mundo del trabajo social comprometido? Yo sé que para algunos no existiría el uno sin el otro, pero ¿cómo es para ti?
Así exactamente, pero sosteniendo algunas flexibilidades indispensables. Trabajar socialmente nació en los 80 ya con educación de conciencia y asesoría de académicos del ex pedagógico. Siempre me asesoré en los proyectos por profesionales especialista en el área. Fue justo cuándo se instaló la rabia al saber que no solo en la frontera de nuestra independencia tratando de ser adultos teníamos serias limitaciones, todo era una especie de delito. Una gran mayoría lo creía, pensábamos que tal vez éramos culpables de algo y por eso el hambre, por eso solo vivir de alternativas miserables, incomprensibles, sin consuelo. Solo el deber, y el deber sin tregua hasta que todo se hundía, moría gente porque necesitaba luz y agua. El trabajo social siempre fue completamente comprometido y necesario. No había más testigo que escribirlo. Comencé a leer en cuanto pude distinguir el orden de las letras lo que me daba ventaja y acción. Esto es algo de lo que no puedes desvincularte nunca porque la miseria del hombre en el mundo es eterna. Creciendo con un alto nivel de exigencia fui altamente exigente conmigo. No podré nunca desvincular el escritorio del trabajo social. Es una especie de acto, se siente más completo, es transitar, en la academia de la vida. Luego se convierte en el vivir diario, y con los años y sus efectos, te quedas un poco al margen naturalmente siempre viendo lo que queda en los días de cada uno de estos temas como algo necesario, abre y sostiene la brecha de una continuidad permanente para aquellos que aún piensan en forma de sueño, la forma más cercana a la búsqueda de la integridad.
Pedro: Sé que has pasado momentos complejos este último tiempo. Espero de todo corazón que estés mucho mejor y quiero saber para difundir ¿Cuáles son tus proyectos actuales? ¿En qué estás hoy? ¿Cuáles son tus luchas hoy?
He pasado momentos complejos en muchas ocasiones, de las cuales salgo de manera inesperada, pero creo que estos será uno de los últimos. He tenido una vida intensa, mi instinto de subsistencia y muerte parecen salvajes. Terminar de ver y hacer algunas cosas.
Mis luchas después de haber cumplido un ciclo que se extenderá hasta lo es suficiente, ahora es cumplir algunos sencillos y arduos detalles como ordenar correctamente todo lo escrito no falta mucho, siempre lo mismo, escribo borradores y borradores y no alcanza el tiempo para quedar en el lugar geográfico dentro de un libro, es algo meramente práctico. Las otras luchas son llegar lo más lejos posible en el conocimiento sin haber herido a ninguna promesa en el origen de las primeras reflexiones, no sobrepasar la arquitectura ni la obra de la continuidad, poner atención, no perder el rumbo para confirmar o desmentir alguna afirmación.
Pedro: Muchas gracias, Ana. Las respuestas son parte de esa esencia que buscaba conocer y también mostrar a otras personas. A veces pasamos muy rápido en el hacer y trabajar. Es bueno detenerse hablar y mirar la belleza de las personas y compartir de verdad los espacios que nos unen.
Ana: Agradezco enormemente esta interesante entrevista que en realidad es la forma que impulsa a la más cercana forma de comunicación. La palabra escrita.
Un gran abrazo, Pedro. Muchas gracias por esta hermosa invitación.

Sombra
El camino se mira;
se mira el camino y se cansa,
el día se gasta, se dobla,
la mañana se extiende
se alcanza.
¡Alto! Alto, dijo mirando el asombro,
hablará sin razones
en un espacio fresco a la sombra.
Pueblo
El viaje de las mañanas,
al pueblo,
donde parecía gritarse,
verde.
Pintadas piedras
celestes,
de feliz, y muerto silencio,
con estrellas y lunas de la noche anterior;
parecían ser amantes del cielo
o lanzadas,
cuando ladraron los perros
en algún embrujado callejón.
Ventana
Gesticula algo,
se inclina;
desde su costado florecen ojos, manos, semillas,
amaneceres lluviosos,
nubes. Y luces aún escapan.
Le faltó darle agua a la tarde
en las sombras de su espalda.
Se levanta en un manto,
por una fisura
oscila en la huella
del sol
en la misma ventana.