por Dilcia Mendoza
29 de septiembre 2024
La niña en la higuera de Pedro Toro, nos ofrece una narración que explora una historia que en principio pareciera simple, pero que a través de sus casi 70 páginas el autor nos lleva en un viaje que va adquiriendo intensidad y emoción en cada uno de los sucesos que van pasando.
Lo que me gustó de este libro es que el autor en su narración cuenta de tal forma la historia, que cualquier familia de las tres leguas puede identificarse. Son poblaciones en las que cada una posee su particularidad, pero que, en esencia, la problemática de la pobreza ataca a todos por igual, con todas las dificultades que esta conlleva. Entonces, presiento que, me quedo corta en palabras y emociones.
La escritura es sencilla, pero noble, porque indaga e intenta transmitir con honestidad cada suceso. Y, en ella, hay un pensamiento que se me cruzó mientras leía la historia que el autor nos entrega, y es que en algún momento, para mucha gente de nuestro país, y también para mí, pareciera que la historia trágica y dolorosa de nuestro país, comenzara el 11 de septiembre de 1973, con el golpe civil militar, claramente no es así, pero sí lo es para aquellos que desaparecieron, o fueron torturados en cada campo de concentración que se instaló bajo este régimen, dejando secuelas hasta las nuevas generaciones que nos preceden. Y es así, qué vamos viendo visiblemente a través de las páginas, en cómo la historia de nuestro país está llena de heridas enormes infringidas por la derecha fascista, que se ha empecinado en precarizar con crueldad a la población chilena, extendiendo sus tentáculos a toda Latinoamérica y el mundo.
En la historia que el autor nos narra de la familia de Lucia y Carlos, que comienza de forma compleja, al recordar toda la época de miserias vividas, por ella y su familia, que pareciera tan natural vivir dicha realidad, pero que no es así, porque los sentimientos de rabia y frustración están presentes en la protagonista y, a medida en que van ocurriendo los hechos y situaciones, la historia se va matizando con otros valores. Y aun cuando la historia puede ser la historia de cualquier familia o de todas las familias de Las Leguas y de todas las poblaciones del país, con mayores o menores énfasis en la situación política, en la precariedad económica, en el esfuerzo que realizan las familias por estabilizar la economía del hogar. En esta familia veremos los matices necesarios que la distinguen de otras. Uno de los hechos que se mencionan es el poder vislumbrar que mediante el estudio los hijos de Lucía y Carlos, podrían acceder a mejorar su situación tanto económica como en su capital cultural.
Lucía siendo una mujer sin estudios y que lo dice ella, “no tenía los medios para estudiar, no tenía zapatos, libros, etc.” Ella hace el esfuerzo de juntar chaucha tras chaucha para que sus hijos lo puedan hacer.
Y en esta historia que comienza con una simple convivencia, de una pareja enamorada, a medida que pasa el tiempo y los hechos que van sucediendo, toca tomar decisiones y toca hacer y reaccionar frente a ellos, como lo haría cualquier familia, con la conciencia de la vida que están viviendo, de las dificultades que cada día se le presentan y que sabe que si no hacen nada, nadie vendrá a resolver sus problemas, por lo tanto, son ellos los que deben actuar. Se van logrando cambios trascendentes que van a delinear el futuro de toda su familia, van a marcar tradiciones, hábitos y rituales de convivencia.
La niña en la higuera, está atravesada por un sinnúmero de emociones, como la vida misma, y también por los diferentes procesos políticos que fueron acaeciendo a través de los años, como por ejemplo el periodo difícil y doloroso de Gabriel González Videla, quien deja la marca de sangre y dolor en el país, imponiendo la ley maldita, persiguiendo a los comunistas, matando y sospechando de todos los pobladores.
En resumen, La Niña en la Higuera es una obra donde, el autor dibuja y pinta la historia de
una población discriminada por la pobreza, hoy estigmatizada por el narcotráfico y consumo de drogas. Es en esta población donde transcurre la historia de la familia con todos sus reveses, pérdidas, temores, alegrías y también va pintando las calles, los sucesos que van a ir completando el cuadro completo que compone la vida. En un lenguaje sencillo, nos emociona y nos introduce en la vida de cada personaje donde vamos a querer saber qué sucede con ellos en este devenir. Es interesante el cómo va describiendo la vida, los hechos políticos, la pobreza, la solidaridad de las pobladoras, donde aparecen las ollas comunes, un elemento que es transversal a todas las poblaciones del mundo. Son estos elementos comunes, los que
hacen que en esta historia el autor, logra remover la memoria, toca la fibra de la emoción, y también que podamos identificarnos con ella en más de alguna situación.
El recorrido es nostálgico, conmovedor y destaco algo que es importante para mí hacerlo, la simpleza con la que lo hace. El lector se situará en cada espacio a lo largo de la lectura para apropiarse de un pedacito de esa historia que nos ha estremecido a todos de una u otra forma, porque es la vida misma, la vida de todos los pobladores y pobladoras del país.


