Te regalo mi lápiz

Te regalo mi lápiz,
rompe con él todo devenir predestinado.
No te conformes con la corriente ordinaria,
hasta que consuman su historia legendaria
nuestros cuerpos sudorosos y obstinados.

Humilde y simple,
como esta misma pasión, admito.
Prevenido es el deseo que te guardo.
Un diamante en crudo es, sin embargo,
su corazón oscuro de grafito.

Una daga de carboncillo.
Tenemos tanto que dibujar,
Tenemos tanto que escribir,
Tenemos tanto que vivir,
y tanto, tanto, por amar…

Esta es mi arma,
en mi lado solitario de la guerra lucho,
atravesando en firme la oscuridad
del vacío inquieto que dejas por ciudad
peleo mientras tu sentir escucho.

Traza la ruta
desde el deseo que tenga el instante
hasta el claro de nuestro bosque verde.
Que su mina, fina, oscura te recuerde
que no estamos tan distantes.

Sostén como te enseño,
empúñalo como una negra espada,
mata con el temores, demonios y pesar.
Que defienda tu corazón de hada
y reluzca afilado en tu caminar.

Y apunta al cuello,
consigue abrirte paso en el lugar
sin detenerte en los ladridos y el aullar,
atraviesa con ímpetu la yugular
de lo cotidiano, lo corriente y lo vulgar.

Carlos García
Venezuela

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