Muero de poesía cuando vienes con tu amor reinventando a mis días. Ya no huele mi soledad a invierno, he jubilado a los complejos y me he dispuesto a quererlos. Tengo a mi corazón abierto en canal con una infinidad de ganas por versarte. Por comerme cada lunar que tengo pendiente sobre tu espalda. Dices que entre tanta incertidumbre ya no sabes cómo vivir, yo tampoco pero voy improvisando. El nuestro es un laberinto emocional afónico de esperanza. ¡Vamos a atravesarlo!.
Esmeralda Gama Montaño
España
