Cuando se vuelvan a abrir las puertas, todos buscaremos la naturaleza, tan sabia, tranquila y distinguida, hoy vestida del dulce otoño.
Buscaremos la paz que se respira sobre las aguas transparentes, en donde se reflejan las nubes y aves pasajeras. Mientras puedo ver el paisaje amplio y frío desde mi ventana, de estación brillante y mi joven corazón silvestre, mientras mis pasos añoran pisar las hojas de los caducifolios. Sopla el viento y las hojas tímidas bailan buscando llegar al suelo, falta para vernos, pero la distancia nunca ha separado a aquello que alguna vez fue unido.
Hoy se tiñen las ganas de rojo, naranjo y amarillo.
No sabemos lo que viene, sí sabemos lo que cambia, pasan los años y cambian los vientos, si nuestras raíces se entrelazan firmes bajo tierra, entonces nuestros sueños como ramas sabrán encontrar el camino hacia la luz del sol, la altura y el infinito.
Hoy el paisaje es silencio y tranquilidad, los bosques se dejan encandilar por el sol que se columpia entre sus brazos en este sorprendente universo de gigantes, que parece un planeta distinto.
Mientras la calma abrocha un botón después de cada tormenta, nosotros abracemos el caos y la impermanencia.
Nunca es el mismo otoño el que se cae de los árboles, nunca es la misma mañana la que nos abre los ojos y las ganas.
Ingrid Pereira
Iquique, Chile.

Región de la Araucanía
CHILE
Fotografía por Ingrid Pereira