Presentación de la novela «La niña en la higuera»

Por Claudia Isabel Vila Molina

Profesora de lenguaje, poeta y Magíster en Literatura Comparada

En la novela La niña en la higuera (2024) de Pedro Toro la historia es contada por un narrador de conocimiento relativo y se caracteriza por poseer un marcado lenguaje poético, con algunas reminiscencias de Oscar Castro, lo que podría aludir a la doble faceta de Pedro, tanto en los poemarios, así como en las narraciones que él elabora. La novela en cuestión se centra en la historia de Lucía y su recorrido de vida en La Legua Emergencia, junto con su familia y toda la comunidad de este lugar. Y en este escenario rescato el papel de ella como madre y compañera:  “Los pañales y toda la pequeña ropa, entre ellas el pequeño vestido claro, se multiplicaba colgado en el patio. Junto a esta varios tarritos de pinturas con cardenales siempre en flor y las “malamadres” que colgaban con innumerables hijuelos; desde los diferentes tiestos utilizados para plantar” (Toro, 37). Este hermoso y sacrificado retrato de la laboriosa vida de Lucía contextualiza la novela, en el marco de la mujer chilena y las formas en que debe sobrevivir en el medio comentado. La novela La niña en la higuera nace para conservar el testimonio vivo de su gente, además de visibilizar todo el esfuerzo de la señora Lucía, quien es representada en esta historia primero como hija, luego como madre y después abuela, a la cabeza de una hermosa familia; que vive en la calle Venecia (en La Legua Emergencia). 

Este grupo familiar está conformado por padres, madres, tíos y niños con muchos sueños en la cabeza y con la idea de subsistir, a pesar de las duras condiciones de esos años, en las complejidades laborales, emocionales y otras; en los terribles años de dictadura bajo el gobierno militar (1973). En este ámbito, otro de los puntos que destaco de la interesante novela La niña en la higuera se refiere a Lucía representada como una matriarca y a raíz de ello subrayo la fuerza de la mujer chilena en pos de su familia: “La palabra “Mamy” se multiplicaba en un eco interminable de pequeñas voces. Mamy para pedir algo, para acusar al hermano, para avisar que querían ir al baño, para dar besos y hacer cariños, pequeños y tiernos abrazos” (Toro, 41). De ello sobresale, el coraje, la persistencia y el amor que persiste en Lucía para atender a su grupo familiar compuesto por siete niños; por lo tanto se imaginarán ustedes la fuerza y la entereza de esta gran mujer. 

En relación con esto, uno de los temas complejos para Lucía y todas las demás familias era enfrentar al clima extremo: “Los inviernos son difíciles, los pizarreños húmedos y la tierra a la sombra que no se seca nunca. El frío que se cuela por cada rendija. El carbón encendido rojo crepita y sus chispas iluminan, calientan y se humea la casa” (Toro, 44).  Ya que sus viviendas no siempre estaban preparadas para el frío, la lluvia y la humedad de la estación y en este sentido, Lucía se debía preocupar de que sus hijos no se enfermaran: “El invierno es crudo siempre, pero con niños parece más cruel. ¿Cómo poder dormir sin pensar en que no pasen frío, sin pensar en que no se destapen? (Toro, 44). Si bien, en La niña en la higuera no se romantiza la pobreza; el lenguaje poético utilizado en esta novela acerca a los lectores hacia un mundo desconocido, relegado y marginado por diferentes entidades socio culturales, históricas y políticas. 

Este último aspecto, se ve retratado en los agentes del Estado, quienes mayoritariamente, han estigmatizado en innumerables ocasiones a los pobladores de La Legua Emergencia. De acuerdo con lo mismo, el lenguaje poético usado en La niña en la higuera pretende acercar a los lectores hacia un mundo de gente sencilla y solidaria. 

Por esta razón, hablar de La Legua Emergencia significa hablar de sacrificio, de voluntades que hacen comunidad, de personas que siempre están presentes para apoyarse de cualquier forma y aunque son hartas las complicaciones de la convivencia diaria, subsiste el diálogo y la buena voluntad para avanzar, desde lo que significan en su esencia: “Se trabajó mucho porque todo esto era tierra (…) con el tiempo cuando se formó la junta de vecinos, los mismos pobladores, nosotros mismos fuimos pagando lo que era la construcción (…) pero todos los vecinos aportaban, todos, todos” ( Pobladora adulta organizada, Casanello y Molina). Es decir, los habitantes de La Legua Emergencia son personas que han nacido y crecido en un territorio vulnerado por todo tipo de agentes; ya sea: políticos, económicos o socio culturales, pero que en una afable cooperación con el otro y pese a las complejidades de la vida contemporánea y cotidiana, se sacrifican para proveerse el alimento, el trabajo y la salud; es decir: bienes que contienen un valor imponderable: “Algunas vecinas se apoyaban entre ellas, mientras los hombres, fuera del hogar trabajaban extensas jornadas” (Toro, 35).  El libro de Pedro Toro contiene una historia plena de los esfuerzos mancomunados de su familia y vecinos. Así, los acontecimientos sucedidos en el contexto de esta novela están escritos con una voz narrativa pausada, pero firme, sobre todo cuando relata la quema de libros, como parte de la censura y la represión cultural en La Legua Emergencia, en el año 73, los que golpearon fuerte el sueño de esta familia y de todos aquellos y aquellas sobrevivientes de este período: “Algunos habían enterrado en sus patios los libros más queridos o los habían quemado con anterioridad. Tener cualquier cosa alusiva al gobierno de Salvador Allende o algo similar de cualquier parte del mundo, constituía un delito de una ley que las familias se venían recién enterando, tener estas cosas ponía en peligro no solo al dueño; sino a la familia completa. Víctor terminó allanando muchas de sus cosas después del allanamiento” (Toro, 82). Al leer este extracto, se hace imposible no asociarlo con el libro de Ray Bradbury Fahrenheit 451: “Hubiese deseado, sobre todo, como en otro tiempo, meter en el horno con la ayuda de una vara una pastilla de malvadisco, mientras los libros que aleteaban como palomas morían en el porche y el jardín de la casa” (Bradbury, 8). La diferencia entre ambos relatos es que el primero es real, mientras que el segundo es ficticio. Sin embargo, el tema central que los identifica a ambos es la quema de libros y cuyo trasfondo es la represión cultural que le impide al hombre criticar su entorno político, socio cultural y económico con altura de miras.

En este mismo ámbito, el lenguaje utilizado por Pedro en su novela La niña en la higuera produce en el lector cierto efecto estético logrado a través de la narración de hechos complejos en torno a la dictadura militar y otros; pero que gracias al lenguaje mencionado los aspectos de crueldad y dureza son apreciados en su real contexto narrativo e histórico y a la vez, nos permiten reflexionar acerca de ello, ya que es un tema que debe ser analizado en su conjunto por todos nosotros para que nunca más vuelva a suceder.

Finalmente, la historia de La niña en la higuera lleva consigo penas, alegrías y una emoción profunda que es fundamental en el contexto mencionado y en este caso es importante rescatar las formas en que el hombre y especialmente, la mujer chilena se relaciona con la tierra, en todo el significado que ello implica; por esta razón yo reafirmo la valentía, tozudes, ternura, amor y maternidad de la mujer chilena como una matriarca que realiza cualquier cosa por salir adelante con su familia, en el lugar ha elegido para vivir.

Referencias bibliográficas

Bradbury, Ray. Fahrenheit 451.1953. file:///C:/Users/Claudia%20Vila/Downloads/ENSAYOS%20Y%20RESE%C3%91AS%202025/ray-bradbury-fahrenheit-451.pdf

Casanello, Diego y Molina, Liliana. Poblador de la Legua Emergencia: relaciones de poder en la construcción de su categoría. 2013. Universidad Diego Portales, Tesis para optar el grado de Licenciatura en Sociología.

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