Si algún día mis pasos resignados y cansados llegasen a coincidir con los tuyos nuevamente, quisiera verte feliz. Que la sonrisa de siempre brote de tu cara y el aire pueda respirar la fragancia de tu paz. Que la mano a la que hoy vas sujeto no te haga dudar cuando esos brazos por las noches acaricien tu alma puedas volar, amar. Solo quiero verte feliz. Que los besos que te atrapan te den la saciedad, que los ojos que te miran te den felicidad, que la luna no te siga, y te haga recordar. Quiero verte feliz, verte brincar de felicidad. Que valga la pena aquel dolor que en mi pecho se quiso anclar con la partida de tus sueños hacia un nuevo despertar.
Ingrid Pereira
Iquique – Chile
