Cuando la balsa me esté esperando para zarpar,
estará lista mi maleta y mis sueños,
un frasquito de amor,
y unos cuantos libros por si no hay a donde voy.
Seré fuerte al abordar, aunque por dentro me consumiré de tristeza,
beberé un trago de mezcal para soportar mi soledad
y observaré mi cuerpo alejarse de mí sin despedirse siquiera.
Mi corazón lo guardaré en un suave terciopelo y lo sacaré, de vez en cuando,
para saber que alguna vez existí,
para saber que alguna vez estuve dando la lucha,
para gritar que alguna vez amé.
Remaré y remaré hasta perderme totalmente en la oscuridad infinita,
quizá ahí comprenda lo que no puedo comprender aquí.
Iván Jimarez
México
