Mi destino

Recuerdo aquella noche oscura y fría,
ella dijo que saldría:
pero no sabía, que jamás volvería.

Sin precipitaciones salió de casa,
un beso a su madre dio,
un «te amo» le susurró,
un último «te quiero» de sus labios salió.

Tomó un taxi hacia la fiesta,
era buena, era honesta,
muy sonriente, muy feliz,
trabajadora, gran aprendiz.

Su destino ya cambiaba,
sin saber era secuestrada,
se perdió entre la maleza,
con un golpe en la cabeza,
no entendía que pasaba.

Acaso ¿querer divertirse fue un delito?
¿el ser mujer está penado?
¿ser hermosa es un pecado?
Son preguntas que a diario repito.

No merecía morir,
tenía mucho por vivir,
faltaba mucho por sonreír,
le quitaron la vida por salir.

¿Qué sucede en el mundo?
hay dolor cada segundo,
hay tristeza en las miradas,
hay mujeres aterrorizadas.

Me pregunto si algún día por fin dejarán de llorar,
si la tormenta se acabará,
si la sangre femenina ya no se derramará.

Sólo me queda decir,
esto no puede seguir,
no hay por qué temer al salir,
mucho menos preguntar qué vestir.

Jesús Galindo
19 años
México

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